martes, 16 de febrero de 2010

The Wolfman

The Wolfman
El hombre lobo

por luis sánchez
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Even a man who is pure in heart
and says his prayers by night
may become a wolf when the wolfbane blooms
and the autumn moon is bright.

Me gustó el poema así, con la cuarta línea otoñal: autumn moon. Al parecer Kurt Siodmak, guionista de la original The Wolfman y creador del poema, no pretendía que la luz de luna llena sino más bien la de otoño tornara a su personaje en bestia.

Esta curiosidad la leí hace poco, luego de ver el refrito estelarizado por Benicio del Toro en el papel de Talbot Jr.

Partí como de un hipervínculo del presente al pasado y quise saber a grandes rasgos cuáles fueron las diferencias de argumento entre ambas películas. De entrada supuse que el de 1941 tuvo imperativamente que ser mejor que el maltratado y descuidado de ahora.

Gracias a youtube pude apreciar que el primer hombre lobo era más hombre lobo que el de ahora. Quiero decir, al transformarse en lobo no necesariamente se convertía en una mole de pelos que difícilmente cabía en sus ropas, al grado de sólo en la magia del cine es posible.

Aunque su metamorfosis era igualmente sobrehumana, no lo era así su fuerza, la evidencia es que en un encuentro mano a mano, así.. a lo pelón, Sir Jonh Talbot triunfa sobre Larry Talbot, su hijo licántropo; como este triunfó a su vez sobre el hijo de Maleva. En ambos casos, el hombre lobo vino a ser muerto a bastonazos, si bien para guardar la relación, con un bastón cuyo pomo era de plata.

Motivos más motivos menos; la mecánica de la luz de luna llena en vez de luz de luna otoñal es más práctica y por lo mismo mucho mejor para rodar una película comercial, por decir algo, el director cuenta con el recurso de que cada tres o cuatro semanas hay plenilunio para darle más acción en menos tiempo a la trama.

También aprovechando la tecnología moderna al servicio del cine no está mal transformar al hombre en una bestia super hombre super lobo, la escena de la metamorfosis en el anfiteatro creo que fue el mejor logro de “The Wolfman del Toro”.

¿Y las balas de plata? Va de la mano con lo anterior, un bastón con pomo de plata ya no bastaría para aniquilar a una mega bestia. Hasta aquí, el bodrio moderno es entendible. Incluso que la historia haya variado tanto que se hayan inventado a un Ben Talbot y que Sir John Talbot fuese literalmente un lunático.

Lo que no logro entender, es por qué una producción que se gasta millones de dólares en llevar a la pantalla una historia ya mítica, que cuenta con un excelente reparto y equipo técnico, incluso con un director que tiene una escuela envidiable y un par de éxitos en su haber, descuida a tal gado el argumento que simplemente a la luz del proyector vuelve al film infame.

Luego de varios ataques del Hombre Lobo, la audiencia es bombardeada con un montón de planos en donde los aldeanos se dan a la tarea de fabricar balas de plata. Sin embargo cuando se le dispara el lobo nunca cae, lo que me hizo preguntarme ¿en dónde quedaron todas esas balas?

Y Maleva.. parecía que Maleva la gitana sabia jugaría un rol decisivo, pero no fue más que un cabo suelto, si le explicó a Conlife cómo anular la maldición de Lawrence Talbot, a Conlife se le olvidó una vez que le vio a éste el colmillo de frente, y en una historia donde trascendía los ambientes grises y oscuros la sublimidad de un romance terminó triunfando el miedo sobre el amor: un plomazo mortal lo manifestó, o mejor dicho un “plataso”.

No mencionemos el abuso del viejo truco de los sustos. O la temeridad de prometer una secuela vía un agente Francis que debió haber muerto en la batalla hombre a hombre lobo.. No pude evitar en esa parte recordar un capítulo de los Simpsons, donde Jeremías Springfield vence a un oso haciéndole una llave.

Da la impresión de que Joe Johnston tenía una gran idea pero o no la alcanzó a desarrollar bien o los productores le cortaron la inspiración a mitad de película: es muy común en hollywood.

Lo rescatable de la película, lo que vulgarmente diríamos que sirve para mandar “al kilo”, es primero que nada la música de Dany Elfman, logró la magia pero le siguió faltando Burton.

Luego, como ya cité antes, la metamorfosis de Lawrence Talbot en el anfiteatro, ante la mirada de una audiencia escéptica y el típico personaje necio, el Dr, al que todos esperamos que desmienta su propia muerte. A mi gusto, es esta metamorfosis lo más valioso, estuvo muy bien lograda y tal vez trascienda en singular como la batalla de Aquiles Pitt contra Héctor Bana.

Even a man who is pure in heart
and says his prayers by night
may become a wolf when the wolfbane blooms
And the moon is full and bright

Me gustó también el cambio de la cuarta línea, and the moon is full and bright, vaya un desperdicio de argumento, de actores y equipo técnico en general.

domingo, 14 de febrero de 2010

EN PASSION

EN PASSION
(The passion of Anna)
Ingmar Bergman


por luis sánchez
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El título original de la película es La Pasión. Me llamó la atención el comentario de Liv Ullman con respecto a esto en la entrevista dirigida por Greg Carson*. Quien ve la película tomando en cuenta el título, The Pasion of Anna, centra su atención en el personaje de Anna, descuidando acaso el quehacer de los demás personajes.

Debo confesar que una primera vista de la película me aburrió, pensé que debió haberse llamado mejor “el vacío de Andreas Winkelman” dado que esperaba a una Anna (Liv Ullman) tempestuosa y acaparadora de la pantalla en vez de la que en el film figurara más como el resultado de una narración en Off, compañera de Andreas (Max Von Sydow) tanto como lo fue Eva y la soledad.

Me dije que quizá sería una película larga, esperando el verdadero desarrollo de la trama, el momento en que comenzaría Liv a acaparar la película. Así vi con desgana a una Eva (Bibi Anderson) que se entrometía demasiado en la trama; a una soledad de Andreas que me llegó a exasperar; el acto perturbador de un loco asesino de animales que me intrigó y me distrajo de lo principal; y al final a una Anna a la que ya no tuve ganas de apreciar.

Divagaba: ¿quién sería el asesino de animales? ¿Sería Andreas Winkelman a una vez Johan Anderson, Elis, Andreas el exesposo de Anna y el asesino? ¿Eva sería Anna? ¿Todos serían Anna?

Acabó el film y nada me había quedado claro. Más que no hubieran desvelado la identidad del asesino (intuía que era un motivo decorativo del todo) me decepcionó ver la leyenda Slut (fin) sin haber en esencia apreciado la obra.

Salvo el buen sabor de boca que me deja siempre la fotografía de Sven Nikvist; el audio ambiente; la interpolación de planos simbólicos en varias secuencias; la desolación y tormento de que suelen hacer gala los personajes de Bergman, me pareció un trabajo intrascendente del genio.

Por supuesto, un error de percepción. Me pasó lo mismo con Gritos y Susurros, a la que hoy considero una obra maestra.

Una segunda reproducción de la película me reveló su singularidad íntegra. Fui inocente al pensar que Bergman regala fotogramas, incluso la tibia rota de una de las ovejitas inmoladas por el asesino, un detalle gráfico perturbador, me vino a la mente cuando Anna habla de su accidente trágico, del que salió librada no sin haber visto comprometida su pierna.

Y de pronto todo está tan conectado que es abrumador el simple hecho de enunciarlo. Cada palabra cuenta o describe planos anteriores o posteriores. Cada foto habilita una palabra que parecía soltada al azar.

Por poner un ejemplo. Anna comienza a hablar de su ex matrimonio. La cámara la encuadra en un primerísimo plano. El soliloquio dura varios minutos puesto que da cuenta de su felicidad pasada, de los reveses de la relación y lo que es más importante, de cada detalle que desembocó en la tragedia automovilística en la que murieron su hijo y su esposo:

Ella quiso visitar las ruinas de una iglesia y pidió a su marido que la llevara. Como éste había bebido le pidió a ella que condujera. En un descuido el carro se le salió de control y ya imaginamos el resto.

Anna se guarda un secreto en el relato, Bergman introduce aquí un elemento simbólico, el detalle de una carta que aparece al principio de la película en la que de una pincelada, da cuenta de la relación tormentosa que guardaba con su exmarido.

Uf, a primera vista, una escena aburrida. Pero..

Al final, cuando Anna maneja el automóvil y en el copiloto Andreas Winkelman la llama loca y le pide la separación entre otras cosas; cuando la sensación de velocidad se intensifica y el desasosiego en Anna (magistralmente logrados) prometen una nueva tragedia automovilística, es inevitable volver al relato.

El ex esposo de Anna iba ebrio en el copiloto, no es difícil imaginar una discusión impertinente, detonador que estalló en la colisión. De súbito, cada palabra del soliloquio, el plano de la carta interpolada en éste, y muchos otros planos que sería inútil tratar de ilustrar aquí quedan plasmados en una secuencia llena de tensión y digna de un final.

Como apunté antes, este es uno de muchos ejemplos con los que la película está construida y que dan cuenta del todo. Es vastísima la cantidad de elementos simbólicos, universales y de estructura formal en ella.

Incluso la escena de la tertulia en la mesa, en donde (como muy pocas veces según mencionan los actores en la entrevista de Greg Carson) a los actores se les dio la libertad para improvisar fue planeada por Bergman como una pieza fundamental del todo.

Para dar fin a este artículo citaré otro ejemplo:

La pasividad y vacío que carcome a Andreas Winkelman, Johan Anderson y a Eva; el caracter positivo y despreocupado de Elis; se contraponen en relieve con la descabellada matanza de animales que hace referencia a la Pasión de Anna, terrible y desconcertante.

La identidad del asesino es trascendente sólo por quedar en el misterio, como la imagen de una fuerza oscura y desconocida que se sobrepone a la normalidad: la Pasión de Anna. Elis mismo lo dice en una línea: el amor de Anna por Andreas (su ex esposo) era algo que él sólo había visto en los libros.





*Desintegration of Passion. Mgm Home Entretainment