Y pues bueno, parece que ya no queda más qué decir acerca
del fideicomiso “Por los demás”, un tema que comenzó a ser causa de polémica pocos
días antes de las elecciones y que hoy está siendo impugnado por MORENA ante el
TRIFE.
Por supuesto hay quienes defienden la multa y quienes están
en contra de ella.
¿Pero quién tiene la razón?
A mí me parece que la ley debe estar encima de todo. Independientemente
de que los jueces y los encargados de ejecutarla sean o no eficientes, históricamente
y hoy.
El asunto está así.
MORENA creo un fideicomiso llamado “Por los demás”, a través
del cuál donarían recursos a los damnificados del sismo de 2017. Según José
Antonio Crespo, en su columna de El Universal, en su momento varios partidos
habrían manifestado interés por hacer también donaciones, pero el INE les advirtió
que ello estaba prohibido por la ley y que si querían donar dineros se podría
hacer a través de la Tesorería una vez que renunciaran a la parte del presupuesto
que quisieran donar.
Según Crespo, MORENA decidió hacer las cosas por su cuenta y
a pesar de la advertencia.
Quienes hemos seguido el caso hoy sabemos que la multa no se
debe a que MORENA haya usado los recursos de ese fideicomiso, llamado “Por los
demás”, para inyectar a su campaña electoral u otra cosa más abyecta, como se ha querido hacer ver en
muchos lados, sino más bien a la creación de este fideicomiso que no podía
haber creado una figura pública, como lo es el partido de MORENA.
Francisco Paoli, en el programa primer plano del lunes
pasado, explica el problema de la siguiente manera:
Hay que diferenciar entre entidades públicas y privadas.
Los partidos políticos son figuras públicas, que reciben
financiamiento público.
Los fideicomisos, explica, regularmente son fondos creados
por entidades privadas.
Lo que se va a resolver en este pleito entre el INE y
MORENA, es si el partido hizo algo que por ley no podía hacer o si el
fideicomiso hizo algo que por ley no podía hacer. El expediente, al parecer, no
se pregunta, ni documenta, a dónde fueron los recursos del mentado fondo.
Todo indica que las pruebas son contundentes y que
legalmente la causa de la multa está bien fundamentada.
Ahora que por el otro lado, también hay sus irregularidades legales
en torno a este asunto.
Al parecer 50% de peticiones de información en torno a un
montón de fideicomisos millonarios “son bateados” por el banco nacional de
obras y servicios públicos quesque porque son datos reservados. Esto según
datos del FUNDAR. Que “ha denunciado la existencia de 344 fideicomisos dentro
de los cuales se colocaron 519 mil millones de pesos (Fideicomisos en México:
el arte de desaparecer dinero público)”.
Alberto Barranco argumenta que Hacienda, que defiende “con
pasión digna de mejor causa la secrecía de las entrañas de los fideicomisos
privados y aún públicos del escrutinio ciudadano, le abrió de par en par las
puertas al INE para hurgar el denominado, Por los Demás.
En el exceso, asumiendo que el organismo electoral es
Ministerio Público, Juez y hasta tribunal de alzada, se le concedió la
congelación de la cuenta CON EL REMANENTE DE LOS RECURSOS para damnificados del
terremoto”.
(Las mayúsculas son mías)
Como vemos, lo de vil venganza no es tampoco descabellado. A esto, Julio
Hernandez las llama las trampas de la ley.
Hasta aquí, y desde mi perspectiva, me molesta la reacción de
López Obrador. Y si es cierto que el partido fue advertido y que aún así procedió
a crear el fondo pues peor. De nada sirve que el abanderado de cualquier
revolución pacífica a veces sí y otras no esté dispuesto a respetar “las reglas
del juego”, se desvirtúa la batalla que haya dado, se desvirtúa el discurso de
apego a la legalidad y da pie a sus enemigos para que engorden el encono y lo
propaguen a través de noticias falsas e información tergiversada.
Es cierto que los actores del INE y del TRIFE dan mucho qué
pensar. Es cierto que las instituciones han sido mal utilizadas por el gobierno
para su propio beneficio, pero la ley es la ley, y el mismo Obrador no lo dice
mejor: "al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie".
Retomando el ejemplo que usó Federico Arreola hace poco,
hasta Sócrates se dejó morir injustamente por su apego y amor a las leyes de
Atenas. Cuando sus amigos le hablaron de la fuga y de que no faltaba quien lo
protegería fuera de la ciudad que lo vio filosofar, prefirió la cicuta que
estar por encima de la ley.