domingo, 29 de julio de 2018

Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie


Y pues bueno, parece que ya no queda más qué decir acerca del fideicomiso “Por los demás”, un tema que comenzó a ser causa de polémica pocos días antes de las elecciones y que hoy está siendo impugnado por MORENA ante el TRIFE.

Por supuesto hay quienes defienden la multa y quienes están en contra de ella.

¿Pero quién tiene la razón?

A mí me parece que la ley debe estar encima de todo. Independientemente de que los jueces y los encargados de ejecutarla sean o no eficientes, históricamente y hoy.

El asunto está así.

MORENA creo un fideicomiso llamado “Por los demás”, a través del cuál donarían recursos a los damnificados del sismo de 2017. Según José Antonio Crespo, en su columna de El Universal, en su momento varios partidos habrían manifestado interés por hacer también donaciones, pero el INE les advirtió que ello estaba prohibido por la ley y que si querían donar dineros se podría hacer a través de la Tesorería una vez que renunciaran a la parte del presupuesto que quisieran donar.  

Según Crespo, MORENA decidió hacer las cosas por su cuenta y a pesar de la advertencia.

Quienes hemos seguido el caso hoy sabemos que la multa no se debe a que MORENA haya usado los recursos de ese fideicomiso, llamado “Por los demás”, para inyectar a su campaña electoral u otra cosa más abyecta, como se ha querido hacer ver en muchos lados, sino más bien a la creación de este fideicomiso que no podía haber creado una figura pública, como lo es el partido de MORENA.

Francisco Paoli, en el programa primer plano del lunes pasado, explica el problema de la siguiente manera:

Hay que diferenciar entre entidades públicas y privadas.

Los partidos políticos son figuras públicas, que reciben financiamiento público.

Los fideicomisos, explica, regularmente son fondos creados por entidades privadas.

Lo que se va a resolver en este pleito entre el INE y MORENA, es si el partido hizo algo que por ley no podía hacer o si el fideicomiso hizo algo que por ley no podía hacer. El expediente, al parecer, no se pregunta, ni documenta, a dónde fueron los recursos del mentado fondo.

Todo indica que las pruebas son contundentes y que legalmente la causa de la multa está bien fundamentada.

Ahora que por el otro lado, también hay sus irregularidades legales en torno a este asunto.

Al parecer 50% de peticiones de información en torno a un montón de fideicomisos millonarios “son bateados” por el banco nacional de obras y servicios públicos quesque porque son datos reservados. Esto según datos del FUNDAR. Que “ha denunciado la existencia de 344 fideicomisos dentro de los cuales se colocaron 519 mil millones de pesos (Fideicomisos en México: el arte de desaparecer dinero público)”.

Alberto Barranco argumenta que Hacienda, que defiende “con pasión digna de mejor causa la secrecía de las entrañas de los fideicomisos privados y aún públicos del escrutinio ciudadano, le abrió de par en par las puertas al INE para hurgar el denominado, Por los Demás.

En el exceso, asumiendo que el organismo electoral es Ministerio Público, Juez y hasta tribunal de alzada, se le concedió la congelación de la cuenta CON EL REMANENTE DE LOS RECURSOS para damnificados del terremoto”.

(Las mayúsculas son mías)

Como vemos, lo de vil venganza no es tampoco descabellado. A esto, Julio Hernandez las llama las trampas de la ley.

Hasta aquí, y desde mi perspectiva, me molesta la reacción de López Obrador. Y si es cierto que el partido fue advertido y que aún así procedió a crear el fondo pues peor. De nada sirve que el abanderado de cualquier revolución pacífica a veces sí y otras no esté dispuesto a respetar “las reglas del juego”, se desvirtúa la batalla que haya dado, se desvirtúa el discurso de apego a la legalidad y da pie a sus enemigos para que engorden el encono y lo propaguen a través de noticias falsas e información tergiversada.

Es cierto que los actores del INE y del TRIFE dan mucho qué pensar. Es cierto que las instituciones han sido mal utilizadas por el gobierno para su propio beneficio, pero la ley es la ley, y el mismo Obrador no lo dice mejor: "al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie".

Retomando el ejemplo que usó Federico Arreola hace poco, hasta Sócrates se dejó morir injustamente por su apego y amor a las leyes de Atenas. Cuando sus amigos le hablaron de la fuga y de que no faltaba quien lo protegería fuera de la ciudad que lo vio filosofar, prefirió la cicuta que estar por encima de la ley.


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