Portales y rincones misteriosos

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1. Esta parece una puesta de escena para película de David Lynch o David Cronenberg. Cuando visiten Convex, busquen esta puerta roja, el vidrio verde y la luz amarilla.. yo me transporté a Twin Peaks, (si no la han visto, se las recomiendo mucho, yo tengo la serie completa, por si alguien quiere aventársela) imaginé un portal que me llevaría a la dimensión donde se encuentra mi gemelo maligno, en aposentos que dividen cortinas rojas y un piso de cuadros negros y blancos interpolados.

2. Luego, otra sensación de portal a otro mundo es esta ventana a la que llamé Inferno, está en un bar del barrio antiguo, tal vez reconozcan el lugar cuando lo vean, y tal vez imaginen como yo que algo atractivo debe haber tras esos barrotes, nadando en ese resplandor rojo Inferno, wa wa wa wa.

3. En ocasiones me gusta abstraer tanto el lugar por el que camino que puedo llegar a sentir la sensación de vértigo cuando veo un charco en medio de la noche, con el reflejo de alguna luz mercurial y el oscuro nocturno.. ¿Y si en uno de esos pasos quedo en medio de la nada, tragado por un abismo de nada que toca fondo en ningún lugar, donde existen otros estados de la materia cuyos limitados sentidos de hombre no pueden apreciar, donde no soy mas que un fantasma, un silencio, una vaga y absurda sensación de que “hay algo más” entre entes inconcebibles? Bueno, pero que idioteces me vienen a la cabeza, dejad que vuelva a poner los pies en la tierra para seguir siendo coherente, hay quien dice que soy arrogante porque constantemente me desconecto en este tipo de hoyos al vacío, tal vez esta es la dimensión del Doppelgänger, que pisé alguna vez y sin querer al traspasar una puerta roja cuyas ventanas con barrotes custodian el inferno.. Lo ven, lo vuelvo a hacer.

4. Qué decir de ese otro lugar misterioso cuya descripción es trazada magistralmente en un episodio del Laboratorio de Dexter (Sí, me confieso, veía Dexter, ahora no sé a qué hora lo pasan, si aún lo pasan.. ojala alguien tenga la bondad de decírmelo). Sin duda, debe ser que hay algo ahí que tiene el color rosa de la seducción, o rosa “de la encía de los leopardos”, como un tacón firmemente apoyado al suelo y una falda que juega con el viento (y no al revés). Aunque una señora que trapeaba baños en el edificio del ayuntamiento de algún remoto municipio me dijo un secreto que nada tiene qué ver con el rosa y sí con el ocre del fango. Vaya manera de quitarle lo sagrado al truco prestidigitador del fetiche.. Sin embargo, yo sigo viendo un aura rosa que sale de ahí, debe ser que está por encima de todo..